Hoy he visto morir a José. Un carpintero común, apenas conocido por un par de versículos de la biblia.
Un hombre, según dicen, muy sencillo. Igual que el oriental que atiende el local de alimentación de mi barrio. Un tío con un oficio, pocas palabras y con hijos pero del que casi no se nada. Cuantos como yo habrán pasado por la vida de este José, viendo a Jesús dar vueltas por la carpintería y sin conciencia de la trascendencia histórica que tendrían esos “dependientes”?.
Hoy he visto morir a José. Extraño es que se le dedique mucho tiempo en un film. Moría deseando quedarse, vivir, para ver cumplida la voluntad de Dios en su Hijo Jesús. Qué hermoso y sacrificado deseo. Renunciar a la contemplación directa e inmediata para quedarse con la mediatez de la vida y de los humanos que tan difícil hace contemplar a Dios.
María, of course, estaba a su lado y sonriéndole le dice: Vamos, vete en paz.
Hoy le he visto morir y sus últimas palabras fueron las mismas que su hijo: en tus manos encomiendo mi espíritu.
No deberían ser las de tod@s nosotr@s en el último instante?
Que más se puede decir antes de entrar en el más puro de los silencios?
He acabado, me entrego, me doy en tus manos …y, por última vez, exhalar antes de comenzar a VIVIR.
Hoy le he visto morir. Y es la primera vez que me pregunto: Quien es José, el carpintero?
No hay comentarios:
Publicar un comentario