Para maravillas y sorpresas pues la vida misma cuando se la
deja fluir. Regresando de impartir una clase, vuelvo a comprobar que al
enseñar, se aprende; que las sorpresas surgen en la medida que estés abierto a
ellas; que existe la recta intención en el corazón de las personas; que todo
tiene un porqué que se devela si se aguarda el tiempo; que uno no llega a
conocerse en sus múltiples facetas, aun en una misma función; que Dios SIEMPRE
se hace presente!
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