No nos damos cuenta que esos mal llamados errores son las
mejores decisiones que hemos podido tomar en ese momento y que han sido las que
nos permitieron tomar otras decisiones. Algunas de ellas puede ser la reparación
del error, y que en definitiva han sido aprendizajes.
Como en la vida misma, para caminar necesitamos de nuestras
dos piernas. La derecha nos marcara el rumbo hacia donde queremos ir ...
adelante. Pero necesitamos que la izquierda nos acompañe el paso y esa viene de
detrás.
Nuestro pasado también debe acompañarnos para caminar hacia
nuestro futuro: Un acompañamiento en armonía, equilibrio, en salud, con sus
propias cicatrices pero sanadas (una pierna izquierda aun sangrante nos
producirá dolor y nos dificultará el paso).
Esta metáfora es valida tanto para nuestro crecimiento
personal como espiritual.
Estas piernas son parte de nuestro vehículo que tienen la
función de ejecutar el avance de todo el cuerpo. Si no las valoramos, las
sentimos como nuestras sin rechazos, si no las cuidamos en sus heridas, nuestro
caminar sera indeciso y dificultoso.
Aceptar de forma amorosa de donde venimos y como hemos
construido nuestro hoy, nos permitirá
avanzar con paso seguro hacia el SER que queremos ser.