El “fuego” es la tensión de la vida, la inquietud
experimentada por las personas que tienen grandes proyectos. Por otra parte,
quien no tenga deseos es un apocado, un muerto, un freno. Y, además, es un
triste, un amargado que acostumbra a desahogarse criticando a los que trabajan.
Son las personas con deseos las que se mueven y originan
movimiento a su alrededor, las que avanzan y hacen avanzar.
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