Habiéndome introducido 5 días en el silencio, no hay palabras que puedan explicar el MISTERIO inmerso en esta nueva experiencia. Encontrarme nuevamente en un monasterio de mi antigua orden; ir específicamente a este monasterio donde se halla la tumba de Rafael (quien nutrió, con sus escritos, mis años de noviciado); que me auto permitiera esta experiencia en este tiempo especial en mi vida; que DIOS me estuviera esperando cual hijo prodigo; que mi cuerpo, mente y espíritu respondiera con un SI, y al unísono, a descansar en la quietud, la oración, la paz y el amor. No hay palabras ... solo agradecimiento!
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