jueves, 30 de octubre de 2014

Psicopatías de la vida

En el 2008 vivía en Barcelona y conocí un catalán. Bastaron un par de encuentros para saber que la cosa no iba, igualmente siguió comunicándose. Un año después nos encontramos nuevamente en plan amigos. Duro 1 mes y poco o dos meses la "amistad", por cuestiones de trabajo, al que acabé renunciando. A partir de allí todo se transformo en acoso. No basto cambio de mails, de numero de móvil o de comunidades dentro de España. Su intimidación me costo dos trabajos y una relación. Creó un blog, envió mails a ex, me envió mails desde cuentas falsas, se hizo pasar por otras personas y escribe a asociaciones o a lo que sea donde se entera que desarrollo mis actividades en la comunidad donde me encuentre.

Hace unos días volvió a aparecer y hasta lee este blog.

Al inicio de esta situación tuve los síntomas propios de las víctimas, de los acosados, de esa intimidación que crea. No había nada que hacer, todo era indirecto y el rollo legal era más agobiador que soportarlo.

Pero soy creyente y lo lleve a mi Dios, a mi Universo, a "ese" cuya imagen y semejanza tengo en mi. Rápidamente, y simplemente, me recordó que este el jardín de la vida existen todo tipo de flores y plantas y , aun encontrándome que siempre trae a mi vida rosas, margaritas y violetas, también me acerca estas ortigas. Rápidamente me enseño que hay que amar a todas, que todas cumplen su función y allí comencé a rezar por mi acosador, a desearle todo el bien y hasta agradecer su presencia en mi vida.

Tal vez algún día su resentimiento llegue a la acción, me busque y, tal vez, me agreda. Pues yo seguiré rezando por él desde el cielo.

Hay de todo en la viña del Señor y así debe ser. Todo está en orden.


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