sábado, 28 de noviembre de 2015

Resentimiento

Hace poco tiempo he conocido una nueva emoción: EL RESENTIMIENTO.
Esa mezcla de enfado, desconfianza, agresividad pasiva y sutil. Puede estar dirigido a personas, situaciones, entidades. Se siente en el cuerpo. Se siente en la ambivalencia emocional y la tensión corporal frente a la situación o persona que la generó.
No llega al rencor. Aun no. Pero sin gestión ... crecerá y se convertirá en ello.
Lamentablemente no se disuelve hablando sobre ello. Necesita del OTRO. Espera la reparación. ¿Porqué? Porque aun hay resquicios de AMOR en esta emoción. Aun el dolor no lo ha ahogado (gran diferencia con el rencor).
En esta sutil diferencia esta la misma herramienta que ayuda a ser gestionada.
No es fácil. No es difícil. Se puede.
Hacer crecer ese dosis de amor nos lleva suavemente a reconocer que aun nos importa amar, superar el dolor y, principalmente por amarnos a nosotros mismos, no dejar que el resentimiento crezca, como una mala hierba agria, en nosotros. ¡SE PUEDE!