Para maravillas y sorpresas la vida misma cuando se la deja fluir.
Regresando de impartir una clase, vuelvo a comprobar que al enseñar, se aprende; que las sorpresas surgen en la medida que estés abierto a ellas; que existe la recta intención en el corazón de las personas; que todo tiene un porque que se devela si se aguarda el tiempo; que uno no llega a conocerse en sus múltiples facetas, aun en una misma función; que la VIDA SIEMPRE se hace presente.
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