El día de ayer me encontré siendo "interrogado"
por Ignacio de Loyola y debo de reconocer que no es santo de mi devoción.
Hay de todo en la viña del Señor (esta es una de las mayores
realidades en esta vida) y también se puede llevar los interrogatorios al
diálogo.
Entonces reformulo: El día de ayer me encontré "siendo
dialogado" por Ignacio de Loyola.
El tío es majo, porque en realidad somos muy parecidos salvo
en las formas. Se puede dialogar con él si respetas su necesidad de ritualismos
y formalidades para expresar la simplicidad de la vida del creyente. Una simple
diferencia de ópticas y siglos.
Pues con ese respeto hemos dialogado sobre el fundamento de
la vida (así lo llamó él).
Comprendiendo que el "fundamento" es un todo
orgánico, donde no hay jerarquía sino que es una unicidad del SER donde cada
fundamento es solo una faceta de expresión, pues yo le respondí claramente: Mi
fundamento es diversidad, inclusión, servicio, cruz y oración
"El término diversidad, se refiere a la diferencia o a
la distinción entre personas, animales o cosas, a la variedad, a la infinidad o
a la abundancia de cosas diferentes, a la desemejanza, a la disparidad o a la
multiplicidad.
El término diversidad es de origen latín “diversitas”."
(¡que lo he buscado en el diccionario!)
La diversidad crece con la convivencia en el respeto mutuo.
La construcción de la unidad se logra en el respeto a la diferencia de los
demás..
La diferencia nos nutre. La vida no nos pide SER quienes no
somos.
La aceptación de la diversidad en el respeto nos enseña que
la Común Unidad se encuentra más allá de las particularidades personales.
Pero algo ya demostrado cientificamente es que aquellxs que
no respetan la diferencias del otro son aquellxs que no respetan sus propias
diferencias internas.
En pocas palabras: Cada ser humano, (creación de Dios), es,
en su interior, una gran mansión de múltiples estancias y de diferentes colores
cada una. Aquellxs que se apropian y "recorren" su
"mansión" pues tendrán la capacidad de comprender, empáticamente, el
SER "mansión" de los otrxs y no se sentiran amenazadxs, en su
identidad de "mansión", porque el otrx haya pintado la habitación 37,
del ala sur, de color verde.
En cambio aquellxs que, en su interioridad, solo habitan el
recibidor, la sala 1 del ala norte, la cocina y el baño (que lo tiene en el
jardín) evitando el resto de la mansión (convirtiendola así en una incierta
interrogante de sombras) pues el color verde de la habitación 37, del ala sur,
del otrx le expondrá a su propia
"incertidumbre".
Habitando, y no evitando, nuestra propia diversidad, respeto
la del otrx y puedo pedir respeto. Unirme junto a otrxs en la COMÚN UNIDAD no nos lleva a la
uniformidad perdiendo la identidad.
En definitiva diversidad es no creer en el miedo a lo
diferente sino en el Amor a la plenitud de la multiplicidad de Dios.
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