"Me parece una pérdida de tiempo esperar
que las cosas cambien desde arriba. Nunca lo han hecho. Incluso Dios tuvo que
hacerlo "desde abajo".
El motor de las personas cristianas ha sido siempre la relación personal con
Jesús de Nazaret. No tener miedo de tratarle, en palabras de Sta. Teresa, como
se trata a un amigo. De sentarse un rato al día con Jesús y mirarle en
silencio, dejar que nos mire. De observar con calma qué dice y cómo se comporta
en los pasajes evangélicos, como aconseja San Ignacio. La oración es la
fuente de la creatividad cristiana. Lo que nos mantiene vivas. En la oración
percibimos el polo receptivo de Dios, percibimos que espera algo de nosotras,
algo personal, algo que es distinto para cada una...
La transformación realizada por el Vaticano II es muchísimo más profunda de lo
que algunos imaginan y que la Iglesia post-vaticano II no podrá nunca regresar,
por mucho que algunos lo intenten, a la situación previa.
Ciertas formas severas de clericalismo eran antes del Vaticano II percibidas
como normales, hoy siguen existiendo pero son minoritarias: la mayoría del
pueblo católico percibe el clericalismo como algo disfuncional. Lo que ocurrió
con la recepción de la Humanae Vitae no tiene vuelta atrás.
La mayoría de los católicos actuales creen que hay cuestiones que deben dirimir
con la propia conciencia. No sé si se producirá un nuevo concilio de tipo
tradicional y jerárquico, pero sí sé que las asambleas participativas
proliferan y son un descubrimiento para muchos cristianos jóvenes y no tan
jóvenes.
En cualquier caso, me parece una pérdida de tiempo esperar que las cosas
cambien desde arriba. Nunca lo han hecho. Incluso Dios tuvo que hacerlo “desde
abajo”.
martes, 18 de octubre de 2016
domingo, 16 de octubre de 2016
viernes, 14 de octubre de 2016
Algunas veces ...
"Algunas veces, buenas personas toman malas decisiones.
Eso no quiere decir que sean malas personas.
Eso no quiere decir que sean malas personas.
Simplemente quiere decir que son
humanos."
Kabbalah Judia
martes, 11 de octubre de 2016
Yom Kipur
Día del Yom Kipur es la conmemoración yahhudy del Día de la Expiación, perdón y del arrepentimiento de corazón o de un arrepentimiento Sincero. Yom kipur es el día yahudy del arrepentimiento, considerado el día más santo y más solemne del año. Su tema central es la expiación y la reconciliación. La comida, la bebida, el baño y las relaciones conyugales están prohibidos. El ayuno empieza en el ocaso y termina al anochecer del día siguiente. Los servicios de oración de Yom Kipur comienzan con la oración conocida como «Kol Nidre», que debe ser recitada antes de la puesta del sol. El Kol Nidre (en hebreo «todos los votos») es una abrogación pública de votos religiosos hechos por yahhudy durante el año precedente. Esto sólo concierne a los votos incumplidos hechos entre una persona y el creador, y no anula votos hechos entre personas. Al contrario de la creencia popular, Yom Kipur no es un día triste.
Los yahhudy sefardíes (los yahhudy de origen español, portugués y norteafricano) se refieren a estas fiestas como "el Ayuno Blanco".
martes, 4 de octubre de 2016
En los últimos días
En estos últimos 10 días he recibido un hermoso regalo:
encontrarme con mi Dios a través de la mirada de un niño ya adulto. En los últimos 10 días he estado mirando las
antiguas películas religiosas: Jesús de Nazareth, Rey de Reyes, Los 10
mandamientos, Quo Vadis, El evangelio de san Mateo, Esther Reina de Persia,
Jose y sus hermanos, la Historia de Abraham etc. Esas películas que han quedado
en el olvido y que aun hoy siguen moviendo corazones gracias al invento de
youtube.
Siendo un niño lo mismo hacia. En la Argentina era común que
estas películas estuvieran en los canales públicos (los únicos existentes en
esas épocas).
Un pequeño Norberto se sentaba frente al televisor atrapado
por esas historias que aun no comprendía. Así año tras año hasta que ya esas
películas desaparecieron de la programación y Norberto se convirtió en un
pre-adolescente, pasando de verlas en blanco y negro a verlas en color. La
Anunciación y el nacimiento, los pastores y los ángeles glorificando eran mis
partes favoritas. Aun no comprendía el dolor y no podía comprender la Pasión.
Casi 40 años han pasado y Dios me ha hecho este regalo de
regresarme al pasado con la experiencia del presente. Aun comprendo la Anunciación
y el nacimiento pero comprendo mejor la infancia, la vida pública, el desierto
de la tentación, la predicación, la gloria del domingo de ramos, el dolor
emocional de vivir la comunidad del jueves santo, el dolor espiritual de
Getsemaní, el dolor físico del viernes
santo, comprendo la muerte, comprendo la oscuridad y el silencio del sábado y
la belleza, la gloria y el Amor de la Resurrección.
Lo comprendo como un adulto niño al que aún le faltan muchas
horas de televisión, de lectura, de escucha de la palabra, de práctica
evangélica y, sobre todo, le falta mucho más de conversión, compunción y
arrepentimiento.
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