Cada persona posee una chispa del Creador.
No hay nadie sin divinidad, y ninguna persona que no tenga esta increíble Luz... ¿Adivina qué? ¡Ése eres tú!
Sentimientos de odio hacia ti mismo o pensar que no mereces nada sofocarán tu naturaleza divina y tu habilidad de conectarte con tu ser más elevado.
Conoce tu valor y ámate a ti mismo.
Kabbalah Judia
domingo, 28 de julio de 2019
miércoles, 24 de julio de 2019
Meditación Ritual "Perdón, Te Perdono, Me Perdono"
Descargarnos de la vibración del rencor y del resentimiento es un regalo que nos hacemos a nosotros mismos.
domingo, 21 de julio de 2019
jueves, 18 de julio de 2019
domingo, 14 de julio de 2019
jueves, 11 de julio de 2019
sábado, 6 de julio de 2019
lunes, 1 de julio de 2019
Los Fueguitos
“Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.”
Eduardo Galeano
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.”
Eduardo Galeano
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