domingo, 29 de enero de 2017

Para aquellxs que no deseamos reencarnar más

El Rav (maestro de la Kabalah judía) siempre nos decía que hiciéramos nuestro trabajo espiritual con pasión.
Él decía: “Deberíamos despertar como si el edificio estuviera en llamas y fuese nuestro trabajo apagarlo”.

Intenta literalmente saltar de la cama corriendo hacia la acción. Esto puede marcar la diferencia entre vivir un día una y otra vez por setenta años, o vivir setenta años en un día.

viernes, 27 de enero de 2017

domingo, 22 de enero de 2017

Encontrémonos verdaderamente. Conóceme tal, como soy

“No te harás imagen tallada…”
Ni de Dios, ni de nada. No retendrás a Dios en una imagen…
Sin embargo, cada palabra que pronunciamos sobre él
y cada nombre que le damos: Eterno, Señor, Padre..
se convierten en imágenes donde limitamos su vida, su gloria, su amor.
“No te harás imagen tallada…” Ni de Dios, ni de otros.
Sin embargo, algunas palabras bastan para describir a una persona, construir una reputación, forjarse una opinión, cincelar un retrato, vaciar al otro en un molde.
Es fácil, tan fácil construirse una imagen del otro,
fiándose de las apariencias y de las habladurías,
quedándose con las primeras impresiones, concretándolo en un episodio de su vida o en el fracaso de un encuentro.
“No te harás imagen tallada…”
Ni de Dios, ni de los otros, ni de ti mismo.
Porque cada uno forja su propia imagen.
¿Cómo entonces discernir el rostro bajo la máscara,
la fragilidad bajo la seguridad, la herida bajo la chanza,
la ternura bajo la frialdad?
Es difícil romper las imágenes que se han hecho de los otros,
de ir hacia el otro y decirle:
“Es a ti a quien quiero encontrar y conocer,
y no la imagen que me han dado de ti,
y no la imagen que tú das de ti”.
Es difícil romper la imagen que los otros se hacen de nosotros,
o que hemos querido dar de nosotros mismos,
o de ir hacia el otro y decirle:
“olvida las imágenes que tienes de mí.
Encontrémonos verdaderamente.
Conóceme tal, como soy “.

Nadine Heller, pastora. Communion Béthanie

viernes, 20 de enero de 2017

Mi cielo compartido

Hoy, un día más, la vida me da posibilidades de levantar la mirada de mi ombligo, mirar al frente y elevarla al cielo.
Muchas cosas han pasado esta semana para estar agradecido. 
Muchas no gustan pero seguro será lo más apropiado. 
Muchas otras gustan mogollón y lo más apropiado ha sido dejarlas ir.
Y en el aceptar y en el dejar ir se encuentra la clave de mi libertad responsable de construir, en la tierra, mi cielo compartido.

lunes, 16 de enero de 2017

La batalla continua

Cuando las personas comienzan un camino espiritual, a menudo quieren que los cambios ocurran de manera instantánea. De no ser así, se frustran y se preguntan qué los está deteniendo. Pero el cambio no ocurre porque has tomado una clase, tienes conocimiento o porque eres perspicaz.
El cambio es una batalla.
En cada momento debemos utilizar toda nuestra fuerza en la guerra contra nuestra vieja forma de ser, contra la parte de nosotros que no quiere cambiar, esa es la voz del lado negativo. Utilizo la palabra guerra en una forma muy deliberada ya que es exactamente eso. Para que ocurra la transformación real, tenemos que pelear con todo lo que tenemos, y cuando somos derribados, tenemos que levantarnos de nuevo sabiendo que estamos más cerca de la victoria que antes.
La guerra de la conciencia es mucho más difícil que cualquier batalla física. Es la guerra que nos prueba para volvernos mejores personas, y no es una guerra que se gana fácilmente. Necesitamos saber que EXISTE UN PROCESO y confiar en él.
La fruta que no ha madurado hoy, algún día estará dulce. Nosotros cambiaremos. Nuestra conciencia crecerá. Es nuestro destino colectivo.
Mientras que el ego siempre buscará los resultados inmediatos, la conciencia se desarrolla y la transformación ocurre cuando abrimos nuestros brazos al proceso y permanecemos firmes batallando en nuestra guerra espiritual.
Siempre que escojamos continuar la batalla, nos comprometeremos en un proceso de cambio y permaneceremos conectados a la Luz. 
(Kabbalah Judía)