Cuando las cosas están saliendo bien, tenemos la tendencia a
no invertir tanto de nosotros en aquellos aspectos que estimulan nuestro
crecimiento personal. Es cuando el recorrido se pone difícil que nos volvemos
devotos a crear una mejor vida para nosotros mismos.
Es la naturaleza de este mundo que tendremos que continuar lo queramos o no.
Escoger cambiar proactivamente es mucho más fácil que ser empujados por el
universo, y ésto nos hace co-creadores de un mejor destino.
Los momentos en que “las cosas están saliendo bien” son realmente una
oportunidad para pensar en cómo podemos empujarnos hacia adelante, para
alcanzar alturas incluso más grandes en nuestra felicidad
Ayer terminando una conferencia, y en conversaciones
posteriores, cai en cuenta de lo necesitadas que están nuestras almas. Habían
ido a recibir y habiendo acabado ... aun querían más. Y yo me encontraba dando.
Llegue a casa y recibí las confirmaciones de más cosas para
hacer en lo que resta el semestre. Nada podía ir mejor.
Pero en la vida del cristiano, ese caminante peregrino
enamorado del Dios desconocido, además de no haber descanso ni donde reposar la
cabeza no siempre es de día y en la noche también se camina.
Y en esa noche a veces no hay luna ni estrellas sino unos
ojos brillantes que marcan dirección. A lo lejos, más cercanos o en medio,
siempre moviéndose y haciéndote mover despertándote amor.
Pero mi alma también necesita y hace mucho que no se lo
digo.
-Date la vuelta- Cada cierto tiempo, me siento un poco solo,
y tú nunca estás por aquí.
-Date la vuelta- Cada cierto tiempo, me siento un poco
cansado de escuchar el sonido de mis lágrimas.
-Date la vuelta- Cada cierto tiempo me pongo un poco
nervioso, porque los mejores años de mi vida han pasado.
-Date la vuelta- Cada cierto tiempo me aterrorizo un poco, y
entonces veo la mirada en tus ojos.
-Date la vuelta, ojos brillantes- Cada cierto tiempo, me derrumbo.
-Date la vuelta- Cada cierto tiempo me pongo un poco
inquieto y sueño con algo salvaje.
-Date la vuelta- Cada cierto tiempo, me siento un poco
indefenso, y reposo como un niño en tus brazos.
-Date la vuelta- Cada cierto tiempo, me enfado un poco, y sé
que tengo que salir y gritar.
-Date la vuelta, ojos brillantes- Cada cierto tiempo, me
derrumbo.
Y ahora, esta noche te necesito, y te necesito más que
nunca,
y si simplemente me abrazas fuerte, estaremos abrazados para
siempre, y solo lo haremos bien, porque nunca estaremos equivocados. Juntos
podemos llevarlo hasta la última parada,
Tu amor es como una sombra sobre mí todo el tiempo
-todo el tiempo-.
Y no sé qué hacer, y siempre estoy en la oscuridad,
vivimos en un barril de pólvora y soltamos chispas, de
verdad que esta noche te necesito,
el "para siempre" va a empezar esta noche,
Erase una vez en el que me enamoraba (cayendo en el amor),
pero ahora, simplemente me derrumbo (caigo en pedazos),
nada que pueda hacer, un eclipse total del corazón.
Erase una vez en la que había luz en mi vida, pero ahora
solo hay amor en la oscuridad, nada que pueda decir, un eclipse total del
corazón.
Cuando ese gran desconocido llamado Jesús de Nazareth (el
carpintero) llego a mi vida, utilizo la
envidia para seducirme.
Lo hizo a través de un amigo: Francisco de Asís.
Cuando conocí a Francisco pues mi alma envidió el vínculo
que unía a creatura con Creador y quise lo mismo para mí.
Fue suficiente. Jesús entro en mi vida y la transfiguró. Y
averiguando un pelín de Francisco conocí que el movimiento franciscano nació en
la Porciúncula (Pequeña capilla dedicada a Ntra. Sra. de los Ángeles).
El alma comprende, de lo que el intelecto conoce, cuando lo
desea.
Pues, en esta primera conversión, decidí cambiar de religión
y tomar la primera comunión. Se me recomienda realizar un retiro previo al
sacramento y, con poco margen de tiempo, escribo al monasterio que ya había
escuchado hablar: La Trapa.
Pues que me dicen que no hay plazas para decirme luego que
se hizo una vacante y que me esperan el día 2 de agosto hasta el 6 de agosto.
Llegue el 2 de agosto y al partir ya sabía que deseaba ser
monje trapense.
Tuvieron que pasar más de 10 años y una segunda conversión para
que ello aconteciera. Y fue en esta ocasión que al alma decidió comprender lo
que el intelecto ya sabía: El monasterio al que estaba ingresando estaba
dedicado a Ntra. Sra. de los Ángeles que se celebra el día 2 de agosto.
Hace poco mas de 9 años se me invita a cruzar el océano. La
previsión era setiembre pero todo se acomoda para que pudiese ser en agosto. Al
buscar un billete bueno, bonito y barato pues encuentro una fecha en que todo
coincide: el 2 de agosto.
Hoy, en el día de esta Madre mía, hace 9 años cogía el avión
que me traía a España. ¡Gracias Mama!