Convocado por la Iglesia Evangélica Española y la Iglesia de la Comunidad Metropolitana
“Toda historia tiene 3 puntos de vista. El tuyo, el mío y la
verdad.
Y ninguna miente.
Los recuerdos compartidos sirven a cada uno de diferentes
maneras."
Robert Evans
Hoy compartiré con vosotros un punto de vista.
Nos reunimos para realizar un memorial por 49 personas que
consideramos víctimas de un atentado.
Pero ¿son 49 víctimas o 50 las víctimas? Omar Seddique Mateen,
el ejecutor de la acción en Orlando, ¿no ha sido una víctima? ¿No es merecedor
acaso de nuestras plegarias y victima de aquello que lo llevo a realizar tal
acción?
Nuestra orientación diversa e inclusiva (que por definición
desestima el juicio de valor) nos debería llevar también a rezar por su
descanso en paz.
Se dice que Omar era, o había tenido, relaciones
homosexuales.
¿No es acaso el odio internalizado tan o peor que el odio
que nos lleva a las acciones que afectan a otros?
Rápidamente se lo asocio a una religión determinada.
¿Diferente hubiese sido el acto si él hubiese sido cristiano, budista, hindú,
taoísta, hebreo o de cualquier otra
espiritualidad no religiosa?
Es conocido que el lugar del hecho es frecuentado por
personas LGTBQ + también Heterosexuales. También es frecuentado por una mayoría hispana y
afroamericana. ¿No podríamos tomarlo como un acto xenófobo también? ¿Diríamos
que no porque Omar era un estadounidense de origen afgano?
Preguntas que surgen desde otro punto de vista.
¿Ayudaría al colectivo que el hecho que recordamos hoy nos
posicione como víctimas? Tampoco hay que irse muy lejos si esa es nuestra
intención. Simplemente en España la denuncia de agresiones homofóbicas ha ascendido
en lo que va del año a poco más de 100 casos.
Ayudaría más al colectivo que este hecho nos haga tomar
consciencia de la necesidad de seguir defendiendo nuestros derechos, en la
normalización y visibilidad, en cada ámbito de la sociedad que vivimos Ayudaría más al colectivo que este hecho nos haga tomar consciencia de la
homofobia, xenofobia y discriminación religiosa internalizada que vivimos.
Homofobia internalizada y expresada cuando simplemente
decimos o pensamos: “Los heterosexuales lo tienen más fácil”. Preguntarnos: ¿Si
volveríamos a nacer, conociendo lo que conozco, sería lo que SOY nuevamente?
¿Sería LGTBQ? ¿Acepto mi diferencia, mi diversidad? ¿Soy inclusivo de fondo o
de forma?
A hoy veo en nuestro colectivo que, a una semana de celebrar
el orgullo, hay personas que desde dentro no lo valora ni lo acepta (aunque
tampoco veo que trabajan para hacer otra realidad).
Veo en el colectivo a
personas que critican a él o la transexual o al “plumífero”, o al cuerpo del
Oso, o al creyente, o al bisexual (¿cómo puede hacer una cosa así?), o a la
lesbiana de formas masculinas, etc.
Veo a los creyentes LGTBQ que critican o desplazan a los creyentes
de espiritualidades diferentes y, aun, dentro de sus propias confesiones en asociaciones, instituciones, grupos, etc.
Veo en el colectivo LGTBQ los juicios y prejuicios por el
origen, cultura o raza de otro LGTBQ que está a su lado.
¿No ha sido acaso Omar una víctima de la homofobia
internalizada, de la influencia de la espiritualidad religiosa sin mediar con su
propia consciencia o de una posible xenofobia?
¿Podemos decir DE FONDO que en nosotros y nosotras no hay
resquicio de esto mismo?
Las formas sin fondo nada cambian.
Un acto realizado por
nuestras manos sin la verdadera aceptación, sin juicios, de la diversidad y la
verdadera inclusión (de todos nuestros aspectos
y de los aspectos de mi semejante SER HUMANO), simplemente nos encierra
en la ilusión de estar caminando mientras tenemos las piernas atadas.
La sección de Espiritualidad de Cogam trabaja para la
normalización y visibilidad, la auto aceptación y la aceptación de la
diversidad del otro, el crecimiento de la auto consciencia en relación a las
espiritualidades no religiosas y religiones establecidas y se suma a este acto
para recordar que aun hay trabajo que hacer y oraciones o rituales que elevar
por todas las personas que están sumergidas en los discursos de los órganos de
control sin valorar sus propios criterios ni los de los demás.
Oramos hoy y trabajamos para que la
diversidad y la inclusión no sean fantasías sino realidades dentro de un
colectivo visible, que viva en plenitud y que aporte a la sociedad su
multiplicidad de colores y puntos de vista.
Agradecemos a la I.E.E y a I.C.M por la realización de este
acto.